Incilius alvarius (o bufo)

 Los efectos psicoactivos de las secreciones de distintas variedades de sapos son conocidos desde hace siglos. El Incilius alvarius (conocido por el nombre incorrecto de Bufo alvarius o simplemente bufo) es un anfibio semi acuático que vive en el desierto de Sonora, en México. Sus glándulas cutáneas contienen más de una decena de compuestos triptamínicos, entre ellos la bufotenina y la 5-MeO-DMT (5-metoxi-dimetiltriptamina), pero no contienen DMT (N,N-dimetiltriptamina), el principio activo presente en la ayahuasca. La bufotenina y la 5-MeO-DMT son dos potentes sustancias psiquedélicas.

El Incilius alvarius es un sapo nativo de Norteamérica. Puede encontrarse desde la parte sur del desierto de Arizona, en EE UU, hasta la mayor parte del desierto de Sonora, en México, llegando hasta cerca de Guamúchil, en Sinaloa. Se le conoce también como el sapo del río Colorado, porque habita en las zonas circundantes a este río en la parte baja de California, Nuevo México, México y el sur de Arizona.

Se encuentra sobre todo en las partes bajas del desierto de Sonora, en altitudes que van desde el nivel del mar hasta los 1600 m. Además de en el desierto, el I. alvarius también habita en pastizales y bosques de robles, en los que se esconde en las madrigueras de roedores.

Es un sapo de comportamiento nocturno y durante la mayor parte de los meses de septiembre hasta abril permanece bajo tierra en estado de hibernación. Durante la estación de reproducción, que coincide con la época de lluvias, se vuelve muy activo, en especial por la noche, y cientos de sapos pasean por el desierto.

Estos sapos tienen unas glándulas parótidas de gran tamaño que segregan una sustancia viscosa de color lechoso. Este veneno es el que contiene los alcaloides psicoactivos.

Origen/Historia

Los sapos siempre han desempeñado un papel importante en los mitos, leyendas, religiones, prácticas médicas y artes de la curación de diferentes pueblos a lo largo de la historia de la humanidad.

Encontramos representaciones de sapos que se remontan a miles de años atrás. Algunos autores han sugerido que los neandertales utilizaban el veneno de los sapos para la caza, la adivinación y como intoxicante.

Existen mitos y tradiciones relacionadas con los sapos a lo largo de la historia en diferentes partes del mundo, como China, Tíbet, Nepal, así como en Bolivia y Europa. Los mitos sobre el uso de los sapos en la brujería durante la Edad Media también están muy difundidos.

Varios antropólogos sugieren que una variedad de sapo, el Bufo marinus, se ha utilizado en Mesoamérica desde tiempos antiguos por sus propiedades intoxicantes. La hipótesis sobre el uso de Bufo marinus, cuyas secreciones, al igual que las de otros sapos, contienen bufotenina, se basa en la presencia de muchas representaciones iconográficas y mitológicas de sapos en las culturas olmeca, maya y azteca, que datan del año 2000 a.C. En los restos arqueológicos de la cultura olmeca de San Lorenzo, Veracruz, México, se han encontrado restos esqueléticos de la especie Bufo marinus que datan de 1250-900 a.C. Las esculturas y representaciones aztecas ponen gran énfasis en las glándulas parótidas de los sapos, que es donde se encuentran las secreciones psicoactivas.

Según relatos del fraile anglo-dominicano Thomas Gage, el pueblo maya polomano nativo de Guatemala tenía el hábito de añadir tanto hojas de tabaco como sapos venenosos a sus bebidas fermentadas para aumentar su potencia.

Sin embargo, ha habido una gran confusión acerca de las variedades de sapos que podrían haber sido utilizadas para diferentes propósitos, así como qué alcaloides presentes en las secreciones de los sapos eran responsables de los efectos. Como ya se ha mencionado, hay docenas de sustancias triptamínicas en los venenos de ciertos sapos y aunque los efectos psicoactivos se atribuyen generalmente a la bufotenina y a la 5-MeO-DMT, la contribución de cada alcaloide al efecto final todavía no se ha aclarado completamente. Además, algunos alcaloides presentes en las secreciones de los sapos del género Bufo pueden tener efectos cardiotóxicos y ser fatales, como demuestran ciertos informes de animales que han muerto después de morder a los sapos.

Algunos antropólogos han sugerido que es poco probable que el B. marinus fuera el sapo utilizado por las culturas mesoamericanas con fines psicoactivos, debido a la presencia de bufotenina en sus secreciones, cuya psicoactividad ha sido puesta en duda en las últimas décadas. Se ha propuesto que la especie utilizada era el Incilius alvarius, cuyas secreciones contienen 5-MeO-DMT y cuya morfología es prácticamente indistinguible del B. marinus. Sin embargo, dada la falta de suficientes análisis químicos, esta afirmación es especulativa.

Si bien la importancia de los sapos y sus venenos en las prácticas médicas y religiosas y en la mitología de muchas civilizaciones antiguas es indiscutible, sigue habiendo confusión sobre las variedades de sapos utilizadas, así como los modos de uso y sus propósitos. Aunque es posible, el uso tradicional de I. alvarius no se conoce con certeza.

Para los pueblos yaquis del desierto de Sonora, el sapo tiene una gran importancia cultural, y se entreteje a través de prácticas tradicionales, como el arte, las historias, los rituales y las danzas. El nombre tradicional para esta medicina es koarepa.

Tradicionalmente, informan de que no utilizaban el veneno como sustancia psicoactiva ingerida, y han indicado que las narraciones del uso cultural histórico son inventadas. Estos relatos han dado lugar a una práctica moderna de fumar veneno de sapo que se ha popularizado dentro de la comunidad psicodélica y que está conduciendo a una mayor presión sobre las poblaciones de sapos y a la preocupación por su sostenibilidad.



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